Manejo de la dieta de pollos criados en ambientes cálidos
En las últimas dos décadas ha habido un aumento sin precedentes en la producción animal mundial, especialmente en áreas subtropicales y tropicales (Renaudeau et al., 2012).
Existe una creciente preocupación por los impactos del cambio climático en la producción ganadera y se espera que los eventos de estrés por calor sean más frecuentes en los animales de producción (Rahimi et al., 2020).
Un estudio de Tawfeek et al. (2014) demostró que la temperatura ambiente alta afectó negativamente el rendimiento de los pollos de engorde en condiciones de temperatura ambiente alta.
Por lo tanto, se requiere que las dietas de las aves se ajusten a las condiciones climáticas (Attia & Hassan, 2017; Suganya et al., 2015).
Es bien sabido que el alimento representa la mayor parte del costo de producción de pollos de engorde (Omole et al., 2005). La tasa de crecimiento de los pollos de engorde comerciales es rápida y pueden alcanzar un peso de mercado de dos kilogramos o más a las siete semanas de edad o menos (Tallentire et al., 2016).
Sin embargo, el crecimiento óptimo de las aves solo puede tener lugar cuando las aves se crían en una zona termoneutral de 18°C–24°C (Oke et al., 2020; Olanrewaju et al., 2010). [registrados]
De hecho, las duras condiciones ambientales limitan el potencial de crecimiento de las aves (De Basilio et al., 2001; Sohail et al., 2012).
Limitaciones en la producción avícola en ambientes cálidos y húmedos
La temperatura ambiente alta en los trópicos constituye un estrés térmico para las aves y sigue siendo una limitación importante en la producción avícola.
Debido a su rápido crecimiento, los pollos de engorde comerciales son particularmente susceptibles a estos extremos climáticos.
Las respuestas de las aves a la temperatura ambiente alta incluyen:
En una granja avícola, el estrés por calor se presenta cuando la temperatura ambiente supera los 25°C (Merat, 1990), y la temperatura fría es aquella menor a 20°C en promedio, el óptimo se ubica mayoritariamente entre 22°C y 25°C. Además, la temperatura debe asociarse con la humedad relativa para evaluar adecuadamente el estrés por calor.
El concepto de estrés por calor puede clasificarse en dos categorías:
‐ El calor agudo, que se refiere a la exposición al estrés con una temperatura muy alta durante un período corto. Su principal efecto sobre los pollos de engorde es un aumento de la mortalidad, a menudo por asfixia;
‐ El calor crónico, que se refiere a la exposición de un animal a una temperatura elevada prolongada durante varias semanas. La consecuencia resultante de esto es una disminución en el rendimiento de las aves.
La exposición prolongada al estrés por calor provoca un aumento en la deposición de tejido adiposo y también altera la composición de los ácidos grasos en los tejidos grasos al incrementar el nivel de ácidos grasos saturados (Habashy et al., 2017).
La alta lipogénesis de los pollos de engorde en ambiente caluroso está asociada a los carbohidratos de la dieta, los principales componentes de las dietas.
Generalmente, las dietas que contienen un alto contenido de energía o una alta proporción de energía a proteína promueven la retención de energía en forma de grasa. En condiciones de calor, la utilización de proteínas y su eficiencia se reducen en los pollos de engorde, lo que indica una alteración en el metabolismo de las aves (Tesseraud et al., 1999).
Para aliviar los efectos del estrés por calor algunos autores sugieren disminuir los niveles de proteína cruda (Attia, Al‐Harthi, et al., 2020; Attia, Bovera, et al., 2020) resultó en un pobre desempeño de los pollos de engorde en ambientes tropicales (Awad et al., 2020).
En los pollos de engorde, el consumo de alimento disminuye cuando aumenta la temperatura ambiente. Sin embargo, la reducción del crecimiento en los pollos de engorde suele ser mayor que la reducción del consumo de alimento, lo que resulta en una menor eficiencia alimenticia (Al‐Fataftah & Abu‐Dieyeh, 2007; Geraert et al., 1993).
Se ha demostrado que el estrés térmico tiene un efecto inmunosupresor sobre la inmunidad de las aves (Quinteiro‐Filho et al., 2017). Diferentes segmentos del intestino pueden verse afectados negativamente, lo que afecta la integridad intestinal (Karl et al., 2018).
Estrategias para mitigar el estrés por calor
El estrés por calor contribuye a:
Además, el estrés oxidativo (ruptura del equilibrio redox corporal) como consecuencia del estrés por calor es una de las alteraciones más importantes que conducen a una disminución del rendimiento de los pollos de engorde (Al‐Zghoul et al., 2019; Hu et al., 2019).
El aumento de proteína con el nivel energético de la dieta había mejorado el comportamiento productivo, la calidad de la carne, los antioxidantes y la inmunidad de pollos de engorde (Attia & Hassan, 2017). Además, la proteína de la dieta puede reducirse del 18% al 15% con una suplementación adecuada de solo metionina y lisina (Attia, Bovera, et al., 2020). Además, se ha demostrado el efecto beneficioso de la grasa (Zulkifli et al., 2007).
Attia, Bovera, et al. (2020) recomendaron suplementos de aceite al 1,5 % en climas cálidos, entre los más comunes encontramos el aceite de palma, aceite de coco, aceite de soja y aceite de pescado.
También se ha revelado que la alimentación con dietas desmenuzadas y peletizadas puede aumentar el rendimiento productivo en pollos de engorde en áreas tropicales (Hosseini y Afshar, 2017) al reducir la energía necesaria para la absorción de nutrientes.
Algunos elementos traza (vitamina C, vitamina E y selenio, polifenoles, etc.) que desempeñan funciones biológicas y especialmente de defensa antioxidante podrían ayudar a combatir el estrés por calor en pollos de engorde (Attia et al., 2010; Khan et al, 2012; Waseem et al., 2016).
Shakeri et al. (2020) observaron que a través de efectos sinérgicos, el uso de la combinación de vitamina C, vitamina E y selenio es más recomendable que su uso individual.
Debido a su gran capacidad antioxidante, los polifenoles, disponibles de forma natural, están recibiendo cada vez más atención y podrían usarse para mejorar el rendimiento en aves estresadas por calor (Hu et al., 2019; Oke et al., 2017).
Conclusión
Los ambientes tropicales son duros para la producción actual de pollos de engorde y el estrés térmico representa un factor de estrés ambiental crucial en esta región que afecta negativamente a la producción de pollos de engorde, lo que resulta en un rendimiento subóptimo de las aves.
Se deben realizar esfuerzos concertados para garantizar el mantenimiento de la homeostasis de las aves a fin de mejorar su supervivencia y su rendimiento óptimo en los trópicos. Esto incluirá analizar enfoques de alimentación, genéticos y de manejo♦
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