BIENESTAR ANIMAL
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BIENESTAR ANIMAL
En producción animal, el bienestar es un asunto multidimensional que implica cuestiones científicas, éticas, económicas y políticas; no se limita a la protección y el bienestar de los animales, sino que también tiene un impacto sobre posibles repercusiones en sanidad animal y en la inocuidad de los alimentos.
El bienestar animal ha sido definido por el Consejo para el Bienestar de los Animales de Granja (Farm Animal Welfare Council, FAWC), como la garantía de cinco libertades:
El concepto sigue estando en discusión y debe ser adaptado a animales domésticos, así como a un estado de alostasis en contraposición a un estado de homeostasis.
Incluso en un estado de alostasis, los factores de estrés agudos y/o continuos conducen a un pobre estado de bienestar y pueden aumentar la susceptibilidad a enfermedades.
Al final de la cadena de valor, esto puede representar riesgos para los consumidores, a través de infecciones de transmisión alimentaria como Salmonella, Campylobacter y E.coli.
HOMEOSTASIS, ALOSTASIS Y ESTRÉS
Un estado de homeostasis implica que cuando un animal se enfrenta a algún cambio en su entorno y reacciona mediante mecanismos de retroalimentación fisiológicos y conductuales, el objetivo es mantener un equilibrio interno constante.
En este estado, las variables fisiológicas se mantienen en un “punto óptimo” y, por tanto, si se evitan o eliminan desafíos, se puede garantizar un buen bienestar animal.
La alostasis puede definirse como “estabilidad a través del cambio”
En la práctica el estado de homeostasis no es alcanzable y puede argumentarse la ausencia de estímulos como un estado negativo para el bienestar animal.
La alostasis implica mecanismos que alteran las variables fisiológicas dentro de un margen de seguridad, es decir, un valor inusual en un parámetro fisiológico no es un fallo, sino una respuesta a nuevas demandas.
Esta respuesta implica la liberación de hormonas, neurotransmisores y citoquinas que actúan como mediadores de alostasis para producir cambios adaptativos, por ejemplo, en el metabolismo y el sistema inmune.
La capacidad de cambio es una habilidad crucial para la salud y el bienestar de los animales.
Sin embargo, cuando los mecanismos alostáticos son excesivamente estimulados (en cantidad o en tiempo), el animal no se ajustará apropiadamente y puede:
Esta situaciones conllevan un estado de desviación en el sistema regulador que se puede definir como estrés.
Entre los principales factores de estrés en los animales de producción están:
¿CÓMO MEDIR EL BIENESTAR, EL ESTRÉS Y EL MIEDO?
Se pueden utilizar diferentes parámetros para evaluar el estado de bienestar de los animales, incluyendo su comportamiento, algunas funciones biológicas relacionadas con la fisiología del estrés y datos zootécnicos y patológicos.
Una evaluación completa del bienestar debe basarse en diferentes variables.
NIVEL DE HORMONAS
Una de las variables más utilizadas es el nivel de hormonas corticosteroides ya que su medición en el plasma es relativamente fácil y disponible.
Se basa en que el organismo responde a los intentos fallidos de hacer frente a un factor de estrés con la activación del eje hipotalámico-pituitario-adrenocortical (HPA), lo cual estimula la secreción de estas hormonas.
Los corticosteroides inhiben a su vez varias funciones del sistema inmune, incluyendo la proliferación de linfocitos, la producción de inmunoglobulina y la producción de citoquinas y agentes antiinflamatorios.
En aves, un nivel alto de corticosterona en el plasma provoca una reducción en el número de linfocitos circulantes, lo que aumenta la proporción de heterófilos a linfocitos (relación H/L), que es uno de los indicadores de estrés más utilizados en avicultura.
El manejo durante las vacunaciones provoca en los animales situaciones de estrés.
INMOVILIDAD TÓNICA
La actividad del eje HPA está también relacionada con los comportamientos adoptados ante desafíos externos, uno de ellos es la inmovilidad tónica, una respuesta al estrés y miedo que consiste en un estado de parálisis, mostrado a menudo ante la amenaza de un depredador.
La inmovilidad tónica puede ser inducida mediante restricción manual: el ave se mantiene acostada sobre su espalda o costado durante aproximadamente 15 segundos y luego se libera.
El animal adopta una postura inmóvil que dura de unos segundos a varias horas. La duración de esta reacción está positivamente relacionada con el estrés previo y el estado de miedo, cuanto más asustada y estresada el ave, más tiempo permanecerá inmóvil después de su liberación.
Este indicador también está positivamente correlacionado con la relación H/L y el nivel de corticosterona plasmática.
PESO CORPORAL
Finalmente el efecto más reconocible del estrés es una disminución en la ganancia de peso corporal, causado por:
Pollo con inmovilidad tónica
MICOTOXINAS Y BIENESTAR ANIMAL
Los efectos de las micotoxinas en los animales son ampliamente conocidos y su impacto en la salud y, por tanto, en el bienestar de los animales se ha demostrado no sólo en condiciones experimentales, sino también en la producción comercial.
Estos efectos van desde la inmunosupresión hasta la muerte, e incluyen un bajo rendimiento productivo, lesiones en la mucosa oral e intestinal, daño a diversos órganos vitales e infecciones y enfermedades secundarias.
La Autoridad Europea de la Seguridad Alimentaria (EFSA) ha establecido valores máximos legales en el alimento destinado al consumo animal para aflatoxinas; y valores máximos orientativos en el caso de deoxynivalenol (DON), ocratoxina A (OTA), fumonisinas B1+B2 (FUM) y zearalenona (ZEA).
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El riesgo de combinaciones de micotoxinas es común y hasta ahora no ha sido evaluado por la EFSA.
No obstante, estudios recientes muestran que incluso niveles cercanos e inferiores a los niveles orientativos de la EFSA pueden tener un impacto en el bienestar y salud de los animales.
Por ejemplo, al alimentar a los pollos de engorde durante 15 días, con un alimento contaminado con DON -en un nivel cercano al máximo sugerido por la EFSA-, se encontró una respuesta similar a la del estrés crónico:
Al utilizar una dieta contaminada solamente con FUM, la tendencia fue similar.
En todos los casos, el riesgo de deterioro de la salud intestinal y de la función inmunitaria incrementó, así como la susceptibilidad de los animales a enfermedades infecciosas.
Otra evaluación con un nivel más alto de DON (10 ppm) y una exposición más larga (5 semanas) mostró también un aumento de los niveles plasmáticos de corticosterona (3 veces en comparación con el nivel de los animales control recibiendo una dieta libre de micotoxinas), así como una relación H/L significativamente mayor que el grupo control.
La duración de inmovilidad tónica de los animales que recibieron la dieta contaminada con micotoxinas fue también significativamente más alta.
Estos resultados indican que DON disminuye el bienestar de los pollos de engorde y puede afectar el crecimiento y la producción como resultado del estrés.
También ocratoxina y aflatoxina afectan la relación H/L cuando son ingeridas a dosis relativamente bajas aumentando la susceptibilidad a enfermedades.
Puesto que el tracto gastrointestinal (TGI) es el primer órgano en contacto con las micotoxinas, los efectos de las mismas en la salud intestinal pueden ser observados incluso cuando las toxinas son ingeridas a bajas concentraciones, lo cual puede ocasionar adelgazamiento de las paredes intestinales, diarreas e incrementar la proliferación y el paso de patógenos.
Estos efectos tienen múltiples consecuencias negativas sobre el bienestar animal, no solamente debido a la respuesta fisiológica al estrés, pero también a la posible aparición de diarreas y lesiones en los cojinetes plantares a consecuencia de la humedad de la cama en el caso de aves criadas en piso.
DON, OTA y FUM son un factor predisponente para el desarrollo de enteritis necrótica (EN) debido a su influencia negativa sobre el epitelio intestinal.
La EN subclínica, muy común y caracterizada por daño intestinal sin aumento significativo de la mortalidad, reduce la absorción de nutrientes y por lo tanto deja mayor cantidad de proteína disponible para la proliferación de clostridia a nivel intestinal.
La presencia de clostridia conlleva el riesgo de colonización por otros patógenos y de un incremento en el uso de antibióticos terapéuticos.
Actualmente los consumidores valoran los niveles adecuados de bienestar animal como parte de la sostenibilidad de la cadena alimenticia y toman decisiones de compra en base a ello.
La exposición a múltiples micotoxinas con el estrés ambiental, puede llevar a efectos negativos en el bienestar, la salud y la producción animal.
Por esto los esfuerzos realizados para mantener bajos niveles de micotoxinas en el alimento o para evitar su absorción, no solo se reflejan en un mejor bienestar y productividad para los animales sino en mayores ganancias para los productores.
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