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La grasa láctea es un componente valioso que las vacas producen, de contenido muy variable. Aunque muchas lecherías alimentan a sus vacas con dietas de alto contenido energético basadas en granos y aceites para una producción óptima de leche, estas dietas también pueden aumentar el riesgo de depresión de grasa láctea.
¿Qué es la depresión de grasa láctea?
La depresión de grasa láctea, o síndrome de leche baja en grasa, ocurre cuando una vaca pierde rápidamente hasta el 50% de su rendimiento de grasa sin perder el rendimiento total de leche ni otros componentes.
La mayoría de las vacas muestran una disminución significativa de la grasa dentro de las 10 horas posteriores al inicio y alcanzan el punto más bajo de grasa láctea entre los días 3 o 4 en casos no nutricionales.
El punto más bajo de grasa láctea tarda más en alcanzarse en casos nutricionales, generalmente entre los días 7 y 18.
La depresión de grasa láctea es común en muchos rebaños, lo que significa que las vacas no están produciendo grasa láctea a su máximo potencial, y los ganaderos están pasando por alto primas valiosas de los componentes.
Debido a que la producción de leche y otros compuestos se mantienen a niveles normales, la pérdida de grasa láctea puede pasar desapercibida. Si se detecta, identificar la causa puede ser un desafío, ya que hay razones nutricionales y no nutricionales que la causan.
Causas
Desde un punto de vista nutricional, varios tipos de dietas ponen a los rebaños en riesgo de depresión de grasa láctea:
Dietas altas en carbohidratos fermentables, incluido el almidón, y bajas en fibra.
Dietas con altas concentraciones de aceites insaturados, típicamente de origen vegetal, incluidas las semillas oleaginosas y sus subproductos.
Alimentación a base de pasto en etapas de crecimiento temprano y durante la primavera y principios del verano.
Consumo de una cantidad sustancial de grano en una sola sesión de alimentación en condiciones específicas de manejo.
Estas dietas alteran la vía normal de biohidrogenación, modificando la fermentación ruminal y aumentando la producción de ácidos grasos trans. Estos ácidos grasos son intermediarios en la biohidrogenación de ácidos grasos poliinsaturados e inhiben la síntesis de grasa en la glándula mamaria.
Además de la dieta, la genética, el estado fisiológico y el ambiente pueden provocar esta alteración en la composición de la leche.
Qué hacer si sospechas de depresión de grasa láctea
Lo primero que hay que hacer es analizar el momento de la inducción. Esto ayudará a identificar si su causa es más probable que sea nutricional o no nutricional.
Luego, si se sospecha que es de origen dietético, basado en una línea de tiempo más prolongada, el mejor enfoque es reducir sistemáticamente los factores de riesgo, manteniendo la producción de leche y la ingesta de energía.
Un enfoque de múltiples pasos funciona mejor:
Evaluar la composición de la dieta y estimar la carga ruminal de ácidos grasos insaturados (RUFAL en Inglés). Minimizar la ingesta de ácidos grasos insaturados puede ser un primer paso lógico.
Evaluar si la fermentabilidad de la dieta es mayor de lo deseable. Si lo es, reducir la fermentabilidad y el contenido de almidón puede ayudar a minimizar el riesgo de acidosis subclínica y mejorar la función ruminal, sin perder rendimiento de leche. Sin embargo, se debe ser prudente con los cambios para reducir la fermentabilidad, especialmente cuando esta está dentro de lo razonable, porque podría resultar en una pérdida indeseable de producción de leche.
Identificar si se puede añadir un modificador ruminal para estabilizar la fermentación. MHA® Aditivo Alimentario es una fuente de metionina que apoya la biohidrogenación normal de los ácidos grasos. Esto ayuda a reducir el riesgo de depresión de grasa de leche y promueve un mayor contenido de grasa láctea.
Los cambios dietéticos deberían producir resultados dentro de 10 a 14 días, pero la recuperación completa puede llevar 3 semanas o más.
Minimizar la pérdida de grasa láctea para maximizar los ingresos
El contenido de grasa es un determinante clave del precio de la leche y la rentabilidad de las granjas lecheras. Los valores de grasa por encima del 4% son posibles bajo condiciones de alimentación europeas, aunque muchas granjas no alcanzan este valor, ni su potencial de ingresos.
Gestionar los factores de riesgo asociados con la depresión de grasa láctea puede ayudar a las vacas a alcanzar eficientemente los objetivos de producción y a los ganaderos a obtener la prima relacionada con este valioso componente.
Referencias
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