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En algunos países, destacando México, pero también otros como China, Filipinas, Perú, ciertas regiones de España, etc., la coloración de la piel del pollo de engorde representa un factor importante en la elección del ave que se adquiere, ya que el consumidor relaciona directamente las tonalidades amarillas y/o doradas con la buena calidad, frescura y salud del pollo. En este artículo analizamos el efecto que diferentes factores pueden tener sobre la pigmentación en el pollo.
El costo en materia prima para conseguir esta pigmentación es considerable (representa entre el 8 al 10% del costo total de la dieta), variable dependiendo de la intensidad de la tonalidad final que se pretende alcanzar (muy diferente según las costumbres de cada país).
En caso de no alcanzar los valores requeridos y/o presentar desuniformidad, normalmente se aplican penalizaciones económicas en el precio del kg de carne en el momento de la comercialización.
Esta coloración se obtiene mediante la combinación de xantofilas que aportan colores amarillos (luteína, zeaxantina y criptoxantina) y, en algunas regiones, rojos (capsantina y/o cantaxantina), para que juntos puedan lograr una tonalidad dorada de aspecto natural.
La pigmentación es un proceso acumulativo, durando el ciclo de coloración aproximadamente 2-3 semanas.
Estas sustancias pigmentantes pueden tener un origen natural, estando presentes en el maíz, la harina de gluten de maíz, la alfalfa, la caléndula, etc. O también pueden utilizarse pigmentantes sintéticos, que colorean a mayor velocidad, aunque su coste es más alto.
La mezcla de los diferentes ingredientes pigmentantes depende del mercado al que las aves van destinadas, así como también de la disponibilidad y precios de los pigmentos.
La absorción de pigmento se realiza por el epitelio ciliar del intestino medio y, para que se haga adecuadamente, es necesario que se lleve a cabo un proceso de hidrólisis enzimática de las xantofilas que ingresan con la dieta en forma de ésteres de ácidos grasos.
Por supuesto, esto hace necesario un muy buen estado de salud de la mucosa intestinal, que debe estar libre de afecciones tales como enteritis bacterianas o lesiones de coccidiosis aviar.
La absorción del pigmento se puede ver afectada por muchos factores, incluyendo la coccidiosis aviar.
Hay muchos otros factores que pueden afectar la absorción de pigmentos, como los relacionados con la propia dieta:
HABLANDO ESPECÍFICAMENTE DE LA COCCIDIOSIS AVIAR
La coccidiosis aviar es, como se ha dicho, uno de los factores más importantes que pueden afectar a la pigmentación, habiéndose constatado reducciones en los niveles de luteína en suero de hasta un 90% como consecuencia de la enfermedad.
Y, más concretamente, las especies implicadas son Eimeria acervulina, E. praecox, E. mitis y E. maxima, ya que causan descamación y acortamiento de las vellosidades de la mucosa intestinal y parasitan los sitios de mayor absorción de pigmento en el intestino de las aves.
Además, Eimeria maxima es el principal factor predisponente a otra importante enfermedad que puede afectar a la integridad intestinal y a la absorción de pigmento, la enteritis necrótica producida por la bacteria Clostridium perfringens (Williams, 2005).
Es por ello que resulta fundamental obtener un buen nivel de protección si queremos evitar las lesiones y consecuencias de la coccidiosis en los pollos, y alcanzar los parámetros deseados en términos de pigmentación.
El método más utilizado para este control de Eimeria spp. es el uso de medicamentos coccidiostatos en el alimento.
Sin embargo, la adición de los mismos se está limitando cada vez más en todo el mundo por razones de desmedicalización y, además, con el uso consecutivo y prolongado durante años de un limitado número de principios activos coccidiostatos, se ha incrementado la aparición de cepas del parásito resistentes a su acción; esto hace que cada vez se vean más problemas de aves tratadas con coccidiostatos, que muestran deficiencias en su pigmentación, consecuencia de una coccidiosis subclínica y un subsecuente deterioro de la salud intestinal.
Como principal alternativa, el uso de vacunas vivas atenuadas frente a coccidiosis ha demostrado ser una muy eficaz opción de prevención de la coccidiosis, tanto desarrollando la inmunidad frente a la enfermedad como reemplazando con sus cepas las de campo resistentes a los coccidiostatos (Ronsmans et al, 2015).
La Gráfica de más abajo muestra la mejoría en el nivel de pigmentación que supuso el uso de una vacuna atenuada por precocidad frente a la coccidiosis en pollos, en comparación con el histórico de aves tratadas con coccidiostatos en años anteriores.
Además, si se utilizan vacunas que incluyan estas cepas atenuadas por precocidad, caracterizadas por su bajo nivel de replicación (sin apenas lesiones micro y macroscópicas), se puede evitar el efecto perjudicial sobre la integridad y la salud intestinal, y por tanto sobre la absorción de pigmento, que comúnmente se asocia al uso de vacunas a base de cepas no atenuadas.
La vacuna atenuada* mencionada en el artículo es HIPRACOX
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