Mientras el uso de las fitasas en el mercado avícola es casi del 90%, se estima que sólo alrededor del 70% de los productores de cerdos en todo el mundo están empleando fitasas.
Sin embargo, la tendencia ha empezado a cambiar y éstos son ya capaces de mejorar la rentabilidad de sus explotaciones con el empleo de fitasas.
Además, se ha experimentado un aumento en el conocimiento del efecto negativo del fitato (=IP6) sobre las pérdidas endógenas de energía y aminoácidos por un lado y de la interferencia real de este mismo nutriente – anti nutriente -, que se traduce en menores digestibilidades de éstos; y en el caso particular de los lechones y las cerdas dónde con más claridad se aprecia este efecto, más allá del de la liberación de calcio y fósforo (Ca y P).
En este breve repaso nos vamos a centrar en estas dos fases productivas, para profundizar en el efecto real de las fitasas, especialmente en una de las aparecidas recientemente en el mercado.
El número de lechones nacidos por camada hoy día es aproximadamente de 12 en primerizas, llegando a ser de 15 incluso en cerdas multíparas (>4 partos); y cinco aproximadamente son los partos considerados como límite mínimo óptimo para considerar a una cerda rentable.
Entre otros, estudios en los que se han comparado reservas de minerales en huesos de cerdas multíparas frente a cerdas vacías de la misma edad, han demostrado que la mayoría de los minerales, y en particular los macrominerales, Ca y P, se redujeron a medida que avanzan los ciclos reproductores, y en particular durante las fases finales de la gestación y la lactación de cada uno de ellos.
Algunos de los efectos de la falta de Ca y P en el organismo son:
⇉ Estas deficiencias tienen un impacto importante, lógicamente, en la rentabilidad de las producciones.
⇉ Carencias de estos dos minerales pueden desencadenar una desmineralización ósea e incluso osteoporosis, que podrían derivar en casos de fracturas de extremidades y/o problemas de cojeras especialmente en cerdas adultas de mayor peso y final de la lactación.
El IP6 ejerce un efecto negativo sobre absorción de minerales y otros nutrientes, para después resaltar la eficacia de la fitasa mejorando la absorción de estos nutrientes.
En el alimento y ya durante el proceso digestivo del cerdo, puede reducir la disponibilidad de nutrientes esenciales, tales como el Ca, hierro, zinc, determinadas proteínas, aminoácidos, e incluso almidón.
En el estómago, a pH ácido, el IP6 que está cargado negativamente se encuentra en su forma más soluble, siendo capaz de crear complejos con proteínas e incluso con ciertos minerales también en forma muy soluble (Ca, por ejemplo).
En el intestino delgado, ya a pH más básico, estos mismos complejos ocurren con cationes y, a través de enlaces con éstos, con otros nutrientes (almidón, grasas).
Los cerdos, como el resto de monogástricos, no poseen fitasa endógena eficaz que pueda degradar esta molécula; incluso la fitasa de origen microbiano que aparece en el sistema digestivo no es suficiente para contrarrestar esta capacidad de “secuestrar” nutrientes del IP6.
Este efecto se traducirá en pérdidas endógenas para el animal (cerda, lechón), es decir en un gasto metabólico de nutrientes y energía, que, de no ocurrir así, se emplearía en procesos productivos. Entre otras, una de las pérdidas endógenas más importantes debido al efecto antinutricional del IP6 es la de Na (Woyengo et al., 2010; ver Tabla 1), secretado en exceso hacia el lumen intestinal y que afecta directamente a la capacidad de absorción del intestino delgado sobre todo en lechones.
Tabla 1: Efecto de la adición de IP6 y de una fitasa sobre el pH digestivo, la actividad pépsica y el contenido mineral del lumen intestinal (Woyengo, 2010)
En la Tabla 2 y como parte del estudio anterior (Woyengo et al., 2012) muestra como una dieta de altísima digestibilidad, mediante la adición de fitato sintético (0,56% P fítico), puede:
Tabla 2: El fitato es un elemento anti nutricional que reduce el rendimiento de lechones (7,4 kg). Los lechones recibieron una dieta semi-sintética muy digestible, Control – a base de caseína y almidón –
o esa misma dieta con 0,56% de P fítico adicional (2% de IP6) (Woyengo et al., 2012).
Aquellas fitasas que muestren una afinidad elevada hacia el IP6, de forma que comiencen de forma rápida y eficaz a liberar grupos fosfatos (P), convirtiendo así el IP6 en ésteres de menor contenido fosfórico (IP5, IP4,…), son las más indicadas para reducir su capacidad anti nutricional.
Investigaciones propias y externas reflejan claramente que la capacidad de formar complejos con otros nutrientes del IP6 es realmente importante, disminuyendo drásticamente con los IP5, IP4. Una fitasa eficaz, más allá de la liberación del fósforo, tendrá los que conocemos como efecto “extra fosfórico”.
⇉ En cerdas hemos demostrado mejoras significativas en digestibilidades minerales y de otros nutrientes con el empleo de 500FTU/kg.
Incluso para las fitasas más eficaces es fundamental un sustrato suficiente en el alimento, sobre el cual la enzima actúe.
El nivel de IP6 en la dieta, que varía según los ingredientes empleados (ver Tabla 3), influirá en qué dosis emplear y en el grado de respuesta de los animales, aunque este punto lo veremos con más detenimiento en lechones.
Tabla 3: Niveles de IP6, con máximos y mínimos y variabilidad de diversos ingredientes (Estudio propio (2008-2013).
⇉ Una actividad fitásica elevada en condiciones de pH ácido se hace imprescindible para que la enzima que utilicemos en nuestros alimentos sea realmente eficaz.
En los últimos años el desarrollo tecnológico en esta área se ha encaminado al desarrollo de fitasas capaces de degradar la molécula de IP6 de la forma más rápida posible.
↳ De esta manera, se lograrán mejores resultados productivos, en búsqueda de una mayor rentabilidad para el productor.
La figura 1 resalta las diferencias en la actividad fitásica – liberación de P en condiciones específicas – a distintos pH entre fitasas de origen bacteriano frente a una procedente de Buttiauxella, la fitasa más nueva en el mercado en la actualidad.
Figura 1 : Efecto sobre la digestibilidad de los minerales (lactantes), de la MS y ED (gestantes) de la fitasa Danisco (Informes Técnicos propios, 2007).
Esta fitasa procedente de Buttiauxella tiene mucha más actividad fitásica en un rango amplio de pH ácidos frente a las otras.
⇒ La mayor capacidad de ruptura del IP6 a pH ácido es fundamental en el caso de los lechones destetados, más aún si se emplean dosis elevadas.
En la tabla 4 encontramos los datos de una prueba de digestibilidad en lechones (11-20 kg).
En ella se compararon:
1/ TP: tratamiento positivo ( 0,31% Pdig, 0,86% Ca) cebada-maíz
2/ TN: tratamiento negativo (TN; 0,15% Pdig, 0,72% Ca);
3/ TN+BSP: un tratamiento en el se añadieron cantidades crecientes de la fitasa BSP frente a una fitasa EC (bacteriana) sobre el TN.
Tabla 4: Efecto de la fitasa BSP (250-1000FTU/Kg) sobre digestibilidad de minerales y PB en lechones (12-19 Kg) frente a una fitasa bacteriana EC (Schothorst Feed Research Center, Holanda, 2012, TR.PHY.NL.P.14).
Los valores sin un índice común, son significativamente diferentes (P<0,05).
➤ A partir de 14 ensayos de digestibilidad entre lechones y cerdos en crecimiento-cebo, llevados a cabo en distintos centros de investigación, se obtuvieron 550 puntos de referencia (réplicas).
La fitasa BSP fue capaz de liberar 34% más de P y Ca del sustrato PP en comparación a una fitasa EC, así como de mejorar la energía digestible de las dietas de media 35 Kcal/Kg.
A la hora de realizar un ejercicio de formulación considerando 500FTU/kg, esto puede llegar a suponer un ahorro adicional en fórmula de 1,00-1,20 EUROS/tonelada frente a una fitasa tradicional bacteriana EC.
Hay una clara evidencia de que dosis más allá de las tradicionales 500 FTU/Kg, pueden tener efectos beneficiosos en el rendimiento de los cerdos, dependiendo del tipo de fitasa utilizada.
Prueba de la fitasa BSP sobre el rendimiento
Debemos hacer mención especial de un estudio llevado a cabo en Estados Unidos en el que se evaluó el efecto de hasta 1700 FTU/Kg (1709 FTU/kg concretamente) de la fitasa BSP sobre el rendimiento de 2760 lechones de 8,8 a 17,7 kg (10 tratamientos * 12 repeticiones * 23 lechones/réplica).
Partiendo de un tratamiento negativo (TN: 0,07% Pdig. y 0,46% Ca) a partir del cual se añadieron cantidades progresivas de fosfato mono cálcico aportando cada vez entre +0,05%-0,06% Pdig. (TN1: 0,13% Pdig.; TN2: 0,18%; TN3: 0,24%; TN4: 0,29% y 0,75% Ca) por un lado, y cantidades de fitasa BSP sobre el TN se obtuvieron 4 tratamientos adicionales con 256, 596, 1123 y 1709 FTU/kg (realmente analizados).
Los datos aparecen en la tabla 5 y son muy reveladores, sobre todo en el efecto extra fosfórico de la fitasa.
Tabla 5: Rendimientos de los lechones (8,8-17,7 kg) con los distintos tratamientos deficitarios den Pdig. y los añadidos con distintas cantidades de la fitasa BSP (256-1709 FTU/Kg).
Los valores sin un índice común, son significativamente diferentes (P<0,05).
Los resultados son muy interesantes y reflejan el efecto de la BSP más allá de la compensación de la carencia de P; así, el TN + 1123 FTU/kg es equivalentes al TN4, pudiendo afirmar que la falta de 0,29% Ca y 0,22% de Pdig. es subsanada por unas 1000 FTU/kg. Pero lo que realmente cabe destacar en esta prueba es el efecto sobre el IC del TN + 1709, que mejora significativamente al del TN4, considerado como un verdadero tratamiento positivo; es lo que podemos denominar un efecto extra fosfórico de la fitasa BSP.