PM-ES-20-0133
El futuro de la NUTRICIÓN PORCINA
Si tuviera que nombrar tres tendencias, …
⇒ Intentar hacer una dieta en la transición para ayudar a que los animales estén menos estresados durante el destete.
⇒ Hacer una dieta de periparto, para ayudar a la cerda durante el parto y los primeros días de vida de los lechones.
⇒ El primer punto clave sería el periodo que transcurre entre la última comida de la cerda y el parto, siendo importante garantizar que tenga suficiente energía.
Esto se puede conseguir cambiando la dieta o cambiando la cantidad de pienso que se da a la cerda antes del parto.
⇒ Otro punto clave sería entender qué patógenos hay en la granja, si hay Clostridium, E. coli, etc., e intentar hacer algo para influir en la producción del calostro para proteger mejor a los lechones.
Así, la interacción entre dieta, calostro, calidad y producción de animales es muy importante.
Por otro lado, es importante entender cuándo se debe cambiar la dieta para que la cerda produzca leche y que los lechones crezcan en vez de ayudar en el parto.
En este sentido, debemos ser conscientes de que, durante el periparto y la lactación, tendremos dos objetivos distintos:
Las cerdas actuales son capaces de parir un gran número de lechones. Sin embargo, si el tiempo transcurrido entre la última comida y el parto es superior a las 3-6 horas, corremos el riesgo de que la cerda se quede sin energía. Por ello, nuestro reto actual es encontrar la forma de aportar energía a la cerda antes del parto de forma que evitemos que tenga problemas durante el mismo.
» En este sentido, hemos de investigar qué nutrientes se pueden usar al cabo de unas horas y qué nutrientes van directo a la sangre y acaban desapareciendo (no serian una buena fuente de energía en estos casos).
A veces, se ve que la cerda no quiere comer cuando está próxima al parto, por lo que lo más interesante sería encontrar una dieta que aporte energía a la cerda hasta 6 horas después de la última comida. Asimismo, también debemos entender mejor el rol que puede tener la fibra y cómo se puede fermentar más lentamente, de forma que se produzca una fuente de energía más sostenida en el tiempo. |
El primer nutriente a tener en cuenta sería la energía porque si la cerda no tiene suficiente, tendrá que movilizarla a partir de sus reservas de grasa o músculo. Así, si la energía es limitante, el resto de la dieta dará igual.
Si la energía no es un factor limitante, el siguiente nutriente que debemos cuidar son los aminoácidos, ya que son los que darán soporte a la cerda.
A continuación, vendrían los minerales, especialmente aquellos que intervienen en la producción de leche y que influyen en la calidad del calostro.
Finalmente, podríamos poner el foco en los nutrientes que se relacionan con la salud intestinal de los animales.
Un ejemplo sería hacer una dieta basada en el enfoque de bajar el pH del estómago para fortalecer la barrera gástrica.
Sabemos que, si el pH del estómago es alto, las bacterias tienen más facilidad para atravesar esta barrera, por lo que, si logramos que el pH gástrico sea ácido, estaremos poniendo una primera barrera de protección frente a los patógenos intestinales.
Debemos tener en cuenta el aporte de proteínas, minerales y ácidos orgánicos de la dieta.
Probablemente, como los animales nacen prácticamente estériles, sin una microbiota propia, podría ser útil dar un aporte de probióticos en la dieta de forma que adquieran bacterias que son saludables a nivel intestinal. De esta forma, podríamos lograr una colonización intestinal con estas bacterias que nos ayudarán a impedir que sean colonizados por bacterias patógenas.
» Conforme los lechones van creciendo y la microbiota se vuelve más estable, podría ser interesante incluir aditivos que tengan un papel acidificante o antimicrobiano que ayude a controlar las poblaciones microbianas en el tracto gastrointestinal.
» Luego, a medida que van creciendo, el animal probablemente necesite de la ayuda de enzimas u otros productos para digerir todos los nutrientes de la dieta.
La idea sería que, cuando son jóvenes, intentemos que se colonicen con bacterias beneficiosas y, posteriormente, enfocarnos en la digestión de nutrientes.
A este respecto, hemos estado realizando ensayos con el tipo de fibra para comprender mejor como cambia la microbiota antes del parto, ya que es la que entrará en contacto con los lechones.
Hemos visto que esto es posible, la única pregunta es si esta microbiota se mantiene estable a lo largo de la vida del lechón o si, posteriormente, varía cuando se cambia la dieta.
» Ahora nos queda por determinar si invertir en una dieta que modifique la microbiota de la cerda se traducirá en efectos a largo plazo en los lechones. Es decir, si durante el engorde podremos encontrar las bacterias que colonizaron al lechón inicialmente o si no permanecen más allá de los primeros 20 días, existiendo otros factores más importantes (dieta, alojamiento, etc.) que terminan por determinar la composición final de la microbiota.
Tenemos claro que hay un efecto, pero no sabemos cuál es su duración ni cuánto hay que invertir en la cerda, o si es mejor invertir más en el lechón antes del destete para influir más en la composición de su microbiota y reducir la incidencia de diarreas.
Está claro que sacar antibióticos y poner un aditivo sin cambiar el resto no funciona, así que cada vez estoy más convencido de que si queremos reducir el uso de antibióticos debemos usar una estrategia holística.
Es probable que el nivel de proteína juegue un papel importante, pero también los nutrientes totales.
Por ejemplo, a los lechones que estamos destetando a los 28 días de edad les estamos dando demasiada proteína. Las dietas se deberían diluir un poco para evitar que los animales ingieran demasiados nutrientes que no puedan digerir y que pueden favorecer la proliferación de bacterias patógenos en el tracto gastrointestinal.
Encontrar el equilibrio entre digestión, aporte de nutrientes y microbiota es hacia donde deberemos dirigir nuestros esfuerzos. |
Debemos tener en cuenta que, existen diferencias en cuanto al nivel de inmunidad entre el lechón inmaduro y maduro. Así, los nutricionistas aún no tenemos claro cuándo el animal ya tiene el sistema inmunitario maduro.
No obstante, hay estudios que demuestran que la presencia de compuestos como los β-glucanos o β-mananos estimulan el sistema inmunitario.
Si la estimulación es a largo plazo o continuada/crónica, puede convertirse en un problema, ya que el animal acabará desviando los nutrientes que debería invertir en el crecimiento hacia el sistema inmunitario.
En estos casos, sería necesario adoptar medidas que nos permitan evitar estos estados de sobreestimulación del sistema inmunitario.
CONSIDERACIONES FINALES
Aún nos queda mucho por aprender de la relación que hay entre nutrición, inmunidad y microbiota en los distintos rangos de edad, determinando a partir de cuando y durante cuánto tiempo la estimulación del sistema inmunitario se traduce en un problema a nivel productivo.
Existen diversos productos que pueden ayudarnos a modular el sistema inmunitario, pero, sobre todo debemos ser conscientes que una dieta que provoque una estimulación continuada del sistema inmunitario tendrá consecuencias negativas.
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