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Se trata también de una evaluación detallada de alta exigencia para la eficacia y la inocuidad de un producto.(1)
Hasta 2009, no existía legislación vigente que reconociera los aditivos con propiedades para contrarrestar las micotoxinas. Como resultado, se vendían más de 100 productos para la desactivación de micotoxinas en el mercado con declaraciones no específicas para micotoxinas, por ejemplo, como agentes antiapelmazantes.
En 2010, luego de que la UE introdujera un nuevo grupo funcional de aditivos para reconocer la capacidad de desactivación de micotoxinas de los productos, se presentó el primer expediente.Las estrictas directrices disuadieron a muchos fabricantes de obtener la autorización legal de sus aditivos antimicotoxinas. (2)
La presentación de un expediente sobre productos para desactivación de micotoxinas exige un amplio número de experimentos in vitro e in vivo.
Especificidad de micotoxinas: Debe declararse la(s) micotoxina(s) objetivo del producto.
Especificidad de especie: Deben suministrarse datos de un mínimo de tres estudios in vivo realizados en al menos dos ubicaciones diferentes que muestren efectos estadísticamente significativos a fin de demostrar la eficacia a la dosis más baja recomendada para una especie específica.
Biomarcadores: La demostración de la eficacia del producto debe proporcionarse bajo forma de biomarcadores relevantes científicamente reconocidos.
Inocuidad: Para secuestrantes de micotoxinas como las arcillas deben presentarse datos que descarten las posibilidades de interacción con otros componentes del alimento, como las vitaminas. Para desactivadores de micotoxinas que modifican la estructura química de las mismas, deben presentarse los efectos de la sustancia desactivadora y del(de los) metabolito(s) resultante(s) en la inocuidad de los animales objetivo, el consumidor y el medio ambiente.
Además de los laboriosos y costosos experimentos requeridos para confirmar la inocuidad de un producto, las compañías enfrentan el desafío adicional de desarrollar y llevar a cabo estudios de biomarcadores que puedan probar directamente la desactivación de micotoxinas in vivo.
La mayoría de los estudios sobre productos para desactivación de micotoxinas son estudios de desempeño que intentan probar la mitigación de los efectos perjudiciales de las micotoxinas, pero no la desactivación declarada de la toxina en sí(3).
Los estudios de biomarcadores son bastante difíciles de realizar. La mayoría de los laboratorios falla en el establecimiento de una detección analítica validada de micotoxinas en sangre, orina o heces, lo cual requiere de métodos muy sensibles y precisos.
La realización de ensayos de alimentación representativos y la evaluación de biomarcadores requiere de competencias científicas avanzadas .
Según la EFSA “En general, la excreción de micotoxinas/metabolitos en las heces/orina, la concentración en sangre/plasma/suero, tejidos o productos (leche o huevos) u otros biomarcadores relevantes deben tomarse como puntos finales para la demostración de la eficacia de las sustancias para reducción de la contaminación de alimentos conmicotoxinas.”(5)
Los efectos significativos deben demostrarse mediante biomarcadores relevantes en diferentes estudios, con un número suficiente de animales y repeticiones para el análisis estadístico de los datos.
• Los biomarcadores científicamente relevantes son, por ejemplo, la reducción de aflatoxina m1 en leche, la reducción de deoxinivalenol en suero o la reducción de la relación esfinganina/esfingosina causada por fumonisinas en sangre.
• El mejor desempeño productivo de los animales puede deberse a un efecto indirecto del aditivo, p. ej., compensación de efectos tóxicos por antioxidantes, inmunoestimulantes y sustancias farmacológicas.
• Por tanto, los datos in vitro y los estudios de desempeño productivo que demuestran la eficacia de los productos para desactivación de micotoxinas no son suficientes para cumplir los requisitos de autorización de un expediente de la UE.
Son aquellos que forman complejos irreversibles no digeribles con las micotoxinas a nivel gastrointestinal, disminuyendo su absorción, para luego ser excretados en las heces.
Entre estos destacan los aluminosilicatos y de ellos, la bentonita es la arcilla coloidal más utilizada con estos fines.
Las micotoxinas son neutralizadas por la bentonita mediante un proceso químico de intercambio iónico con la formación de compuestos inertes irreversibles que posteriormente son excretados en las heces
Para este tipo de producto actualmente, cualquier compañía que venda bentonita que satisfaga los criterios que, en su día fueron aceptadas por la UE para la desactivación de aflatoxinas en el expediente presentado por Biomin para Mycofix (6) , ahora está autorizada a vender el producto “registrado para desactivación de micotoxinas” sin presentar su propio expediente., es decir, productos que cumplen los criterios de la regulación puede reivindicar la capacidad de desactivar una micotoxina específica, independientemente de la compañía que presentó el expediente.
Pero a pesar de que la Autoridad Europea de Inocuidad Alimentaria (EFSA) no exija ninguna evaluación con respecto a la identidad, inocuidad y eficacia del producto antes de que pueda comercializarse, la declaración de “secuestro de aflatoxinas” sólo está permitida para productos que cumplen con los criterios principales(7).
Sin embargo para los agentes biotransformadores los aspectos legales son diferentes al igual que su mecanismo de acción es distinto.
La biotransformación de tricotecenos (deoxynivalenol, toxina T-2, diacetoxyscirpenol,etc) consiste en la transformación de la micotoxina a un metabolito no-tóxico por medio de enzimas específicas
Es importante que además de la eficacia para detoxificar las micotoxinas, los microorganismos seleccionados cumplan con algunos requisitos mínimos con el fin de ser utilizados como aditivo alimenticio para animales:
Hasta ahora a nivel mundial solo hay dos microorganismos patentados que tienen la capacidad de biotransformar micotoxinas específicas en el tracto intestinal de los animales (8)
El BBSH 797 produce enzimas específicas, llamadas de-epoxidasas, que cambian la estructura principal tóxica de los tricotecenos, el anillo epóxido, a un metabolito no-tóxico (Figura 1).
Por ejemplo, en el caso de deoxynivalenol (DON) el metabolito se llama de-epoxy-deoxynivalenol (DOM-1). Como todas las micotoxinas del grupo de tricotecenos (más de 170) tienen este anillo epóxido, todas son detoxificadas por el BBSH 797.
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