Es muy probable que el estrés oxidativo también juega un importante papel en la etiología y progresión de la enfermedad en la inflexión del modelo del periodo de transición.
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El área de investigación que ha crecido exponencialmente se relaciona con las causas y la influencia de la inflamación crónica sistémica en la eficiencia productiva y su relación con la distribución de glucosa.
Personalmente planteo una hipótesis a la cual denomino “modelo de inflexión en transición” y que espero que pueda demostrar la relación entre el manejo de las vacas durante el periodo de transición y las enfermedades metabólicas propias de dicho periodo.
Es muy probable que el estrés oxidativo también juega un importante papel en la etiología y progresión de la enfermedad en la inflexión del modelo del periodo de transición.
La eficiencia alimentaria se está convirtiendo en uno de los temas de los que más se habla en relación a la producción lechera. Gran parte de la atención se centra en el uso y metabolismo de la glucosa.
Solamente en los últimos 10 años, el número de citas usando la palabra clave glucosa, lácteo y ganado vacuno se ha duplicado.
Otro área de investigación que ha crecido exponencialmente se relaciona con las causas y la influencia de la inflamación crónica sistémica en la eficiencia productiva y su relación con la distribución de glucosa.
En la vaca lechera en el periodo de transición y en las fases iniciales de la lactación, el metabolismo cambia para proporcionar grandes cantidades de glucosa a la glándula mamaria para la producción de leche.
Este cambio metabólico desde un estado no lactante ocurre independientemente de los niveles de insulina.
La vaca cambia de un estado anabólico a un estado catabólico en respuesta al incremento de los niveles de hormona del crecimiento en un intento de satisfacer sus propias demandas energéticas crecientes.
Al inicio de la lactación, estas demandas son satisfechas por la movilización de proteína tisular de tejidos lábiles y conectivos y de los ácidos grasos de los adipocitos.
Se ha demostrado que la priorización de la distribución de nutrientes se ve afectado por la inflamación. Waldron et al. (2006) demostraron que las vacas que recibieron un bolo intramamario de lipopolisacáridos (LPS) reaccionaron con una reducción súbita de la producción lechera.
Más recientemente, Kvidera et al. (2014) demostraron que esta respuesta no solo se debe a una reducción del consumo de materia seca sino que también se asocia a una redistribución de los nutrientes en detrimento de la producción.
Baumgard y sus asociados, trabajando desde el estado de Iowa propusieron que esta glucosa es utilizada por las células del sistema inmunitario. Esta hipótesis se basaba en el trabajo de Otto Warburg que demostró que las células inmunitarias activadas se convierten en células obligadas a consumir glucosa.
La inflamación es un proceso normal durante el periparto y juega un papel fundamental en la expulsión de la placenta, así como en la movilización y reparación tisular. La movilización tisular es una característica de la inflamación crónica y sostenida (Contreras et al., 2017).
La Figura 1 demuestra gráficamente que en una situación normal la inflamación aumenta pero disminuye y se caracteriza por un incremento y reducción de los niveles de los NEFA (ácido grasos no esterificados). Por otro lado, un estado crónico se caracteriza por una inflamación y unos niveles de NEFA sostenidos.
Desde mi punto de vista, un estado crónico sostenido se autoperpetúa y está desencadenado por un daño secundario que causa inflamación adicional.
Conforme aumenta el nivel de inflamación, la vaca tiene un balance energético cada vez más negativo, desencadenando una mayor movilización del tejido adiposo. Este proceso acentúa el nivel de inflamación.
Mi hipótesis se denomina modelo de inflexión en transición (Figura 2), que espero que demostrará la relación entre el manejo de las vacas durante el periodo de transición y las enfermedades de este periodo.
La relación entre la inflamación, dichas enfermedades y el rendimiento animal ya ha sido demostrada por Betoni et al. (2008).
El grado de inflamación en las vacas durante el periodo de transición se relaciona con:
A nivel de las vacas individuales, el coste de la inflamación puede ser elevado. Kvidera et al. (2014) mostraron que la respuesta inflamatoria se asocia a un consumo de aproximadamente 1 kg de glucosa cada 12 horas.
No obstante, merece la pena tener en cuenta que no todos los estados inflamatorios son tan extremos o extensos como el que se asocia a la administración de bolos intramamarios de LPS, pero ciertamente habrá un nivel basal de inflamación en un rebaño de vacas. Esto representa una pérdida significativa de glucosa destinada a la producción y afectará directamente a la eficiencia de la conversión alimentaria.
Es muy probable que el estrés oxidativo también juegue un importante papel en la etiología y progresión de la enfermedad en el modelo de inflexión del periodo de transición.
La redistribución de la glucosa hacia las células del sistema inmunitario innato traslada la dependencia sobre el metabolismo de los ácidos grasos en las mitocondrias, con el incremento subsiguiente de la producción de metabolitos oxígeno reactivo.
Estos metabolitos pueden incrementar los daños tisulares y deprimir al sistema inmunitario, acentuando los efectos negativos de la inflamación sistémica y crónica.
La mayoría de los daños que se propagan como una respuesta inflamatoria se asocian a la integridad del epitelio. El epitelio proporciona una barrera, evitando la entrada de los patógenos y los materiales extraños a la circulación, así como la aparición de infecciones o enfermedades.
La rotura de las barreras epiteliales puede ocurrir en numerosos tejidos. El manejo, la nutrición y el entorno son elementos clave en la reducción de la frecuencia e intensidad de los daños que pueden comprometer la integridad epitelial y predisponen a la inflamación.
En la Tabla 1 se enumeran algunos de los tejidos implicados y las posibles causas de ingreso de bacterias y materias extrañas.
La nutrición adecuada con minerales traza es otra manera de prevenir y mitigar la incidencia y los efectos del compromiso de la integridad epitelial y la inflamación. Los estudios con los quelatos de aminoácidos hidratos de Zinc, Manganeso, Cobre, Cobalto y Selenio tienen un efecto positivo significativo a este respecto.
El Zinc, el Manganeso, el Cobre (Swenson et al., 1998) y el Selenio tienen un papel importante en la función inmunitaria y potencian la capacidad antioxidante.
CONCLUSIONES
El modelo inflamatorio expuesto aquí tiene importantes implicaciones económicas para los productores de leche e implicaciones sanitarias para las vacas lecheras.
Lo que es más importante, demuestra que muchos de estos efectos negativos pueden mitigarse mediante un buen manejo basado en una nutrición efectiva con minerales traza y enfocada en el mantenimiento de un epitelio saludable y robusto.
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