Con los años, la necesidad de reducir el uso de antibióticos en la producción animal se ha convertido en una preocupación mundial. Impulsados por la aparición de bacterias multirresistentes y la necesidad de un enfoque de “Una salud”, la mayoría de los países han promulgado leyes para regular el uso de antibióticos.
La rápida evolución de las demandas del mercado y de las soluciones de la industria de los alimentos balanceado nos impulsa a dar una nueva mirada a esta compleja cuestión.
¿Para qué sirven los antibióticos?
Los antibióticos son sustancias capaces de eliminar las bacterias o inhibir su crecimiento. En la visión global, hay diferencias regionales en cuanto a si se utilizan sólo para tratar o también para prevenir las infecciones bacterianas.
Los antibióticos son necesarios para el tratamiento de enfermedades y su uso está regulado en la mayoría de los países.
Durante décadas, ciertas sustancias antibióticas, como la bacitracina, el carbadox, la salinomicina, la virginiamicina y muchas más, se han utilizado también en la alimentación animal como promotores del crecimiento y han venido usándose en dosis subterapéuticas, debido a su efecto positivo en el rendimiento de los animales de granja.
Al modular el microbioma intestinal, pueden mejorar el índice de conversión y el aumento medio de peso.
Hasta cierto punto, también controlan la propagación de bacterias potencialmente patógenas en el intestino.
El problema – la resistencia a los antibióticos
Debido al uso excesivo y frecuente de antibióticos; tanto en la atención sanitaria humana como en la producción animal, algunas bacterias han podido desarrollar resistencia a una o más clases de antibióticos.
Algunas clases de antibióticos se utilizan tanto en la medicina veterinaria como en la humana. A través de un entorno compartido, pero también a través del transporte, las bacterias resistentes pueden propagarse entre las poblaciones animales y humanas, es decir, tienen potencial zoonótico. |
Tanto las bacterias patógenas como las no patógenas evolucionan o intercambian la capacidad de sobrevivir cuando se exponen a estos antibióticos. Después, pueden propagarse al medio ambiente por diferentes vías, por ejemplo, a través de los sistemas de saneamiento del agua (1) Resistencia a los antibióticos, ya que las instalaciones de tratamiento de aguas residuales no eliminan por completo las bacterias resistentes a los antibióticos antes de verter el agua en los cursos de agua. Otra vía común es a través de la aplicación de estiércol animal que contiene bacterias resistentes en campos con cultivos (2), donde dichas bacterias pueden prosperar en las plantas (3). La absorción de estas bacterias resistentes puede producirse entonces a través de la cadena alimentaria, cuando los seres humanos consumen posteriormente estas plantas (4) o la carne contaminada de animales y peces que albergan bacterias resistentes (5). Como las bacterias pueden llegar fácilmente a las reservas de agua, la infraestructura de distribución de agua también es una vía potencial para la propagación de estas bacterias (6). Incluso la fauna, los insectos y otros bichos son potenciales portadores de microbios resistentes a los antibióticos (7). Sin embargo, el turismo, la migración y la importación de alimentos (8) son la vía más rápida de propagación de cepas resistentes de bacterias a través de las fronteras. |
Algunos antibióticos han sido clasificados como antibióticos de reserva y suelen utilizarse como último recurso para las infecciones con bacterias multirresistentes.
¿Qué se ha hecho hasta ahora?
El enfoque “Una sola salud” promovido por la Organización Mundial de la Salud (OMS) reconoce el vínculo entre la salud animal y la humana. Para combatir el uso excesivo de antibióticos y la amenaza de la RAM, es necesario promover el uso prudente de los antibióticos en ambos entornos.
Las autoridades sanitarias de la Unión Europea (UE) reconocieron la necesidad de reducir el uso veterinario de antibióticos a finales del siglo pasado.
El uso de antibióticos promotores del crecimiento está prohibido en la UE desde 2006. Desde 2011, la Agencia Europea de Medicamentos (EMA) supervisa el uso de antibióticos en su proyecto de Vigilancia Europea del Consumo de Antimicrobianos en Veterinaria (ESVAC), pone especial atención a los antibióticos de reserva y presionan a los países miembros para que apliquen leyes que regulen y limiten su uso.
El último informe de ESVAC reveló que las ventas de antibióticos veterinarios en los países europeos cayeron más del 34% entre 2011 y 2018.
En cuanto a Latinoamérica, se han venido endureciendo las normativas en cuanto al uso de antibióticos y se han introducido en los últimos años estrategias nacionales contra la RAM en diferentes países, siguiendo las directrices del enfoque promovido por la OMS.
¿Cuáles son los retos?
En dosis terapéuticas, los antibióticos se utilizan a menudo para tratar los trastornos digestivos. Por lo tanto, centrarse en la salud intestinal ofrece un gran potencial para reducir los antibióticos.
Además, la concienciación de los consumidores sobre el uso de antibióticos y también sobre el bienestar de los animales, ofrecen oportunidades de marketing a los productores de alimentos, p.ej. la producción libre de antibióticos (“antibiotic-free” o ABF).
Debemos equilibrar cuidadosamente la necesidad de reducir los antibióticos con el mantenimiento del bienestar animal. El tratamiento necesario de los animales enfermos no debe ponerse en peligro por la presión del mercado. |
¿Qué soluciones puede haber?
La industria de alimentos para animales ha aceptado este reto. La posible pérdida de rendimiento y también el mantenimiento de la salud intestinal pueden contrarrestarse con conceptos de alimentación eficaces e innovadores. Probablemente no haya ningún aditivo para los alimentos que pueda compensar los efectos de los antibióticos que mejoran el rendimiento.
Sin embargo, se ha llevado a cabo una amplia investigación en este ámbito dando como resultado una amplia gama de aditivos y soluciones complementarias en el mercado.
Los fabricantes de alimentos y los nutricionistas pueden utilizarlos y combinarlos para optimizar la alimentación según las condiciones regionales.
Algunos ejemplos de aditivos para alimentos destinados a la salud intestinal son:
De ellos, los probióticos son probablemente los mejor documentados y los más utilizados. Aunque sus beneficios para la salud intestinal están bien probados y reconocidos, la industria está continuamente investigando e identificando nuevas cepas para mejorar su eficacia.
Por un lado, pueden utilizarse para mejorar el rendimiento de los animales aumentando la digestibilidad y favoreciendo el desarrollo intestinal.
Por otro lado, algunas cepas son adecuadas para atacar a patógenos específicos y reducir el riesgo de enfermedades intestinales, lo que reduce la necesidad de antibióticos y mejora el estado de salud.
Atacar lo malo con lo bueno
Desde el punto de vista de la rentabilidad de las explotaciones, la salud y el bienestar de los animales y la perspectiva de la salud humana, es crucial mitigar lo mejor posible las llamadas bacterias zoonóticas, como E. coli, Salmonella y Campylobacter.
Una buena manera de controlarlas es por medio de sus homólogas: las bacterias beneficiosas o probióticos.
Los probióticos, se han utilizado durante años en la nutrición animal para favorecer el equilibrio entre las bacterias patógenas y las beneficiosas en el tracto intestinal del animal.
Estudios recientes han demostrado que es posible fomentar la microbiota intestinal y el rendimiento cuando se alimenta a los animales con una combinación de bacterias formadoras de esporas y productoras de ácido láctico. |
Estas observaciones han llevado al desarrollo del nuevo probiótico, TechnoSpore® basado en el Bacillus coagulans DSM 32016 y recientemente aprobado por la Unión Europea.
Suprimir E. coli y mejorar el rendimiento
TechnoSpore® utiliza muchos modos de acción para modular de forma beneficiosa el microbioma intestinal, incluyendo la exclusión competitiva y la inhibición directa.
Esto se ha demostrado en una serie de estudios:
En los estudios In vitro se analizó la tasa de crecimiento específica de dos cepas patógenas diferentes de E. coli co-incubadas con el sobrenadante de los cultivos probióticos en medios amortiguados.
Figura 1: TechnoSpore® inhibe el crecimiento de E.coli
Otro estudio In vitro (Brasil) demostró que la suplementación con probióticos redujo los recuentos de E. coli en las heces y mejoró significativamente la consistencia fecal, lo que sugiere un estado intestinal más saludable.
Control de Salmonella y Clostridium
La salmonelosis y la enteritis necrótica causadas por Salmonella typhimurium y Clostridium perfringens han surgido como enfermedades importantes asociadas a grandes pérdidas económicas en la industria avícola de todo el mundo.
Además de causar enormes pérdidas de rendimiento en las aves, tanto S. typhimurium como C. perfringens son también patógenos transmitidos por los alimentos y, por tanto, bacterias críticas desde el punto de vista nutricional como veterinario.
Los estudios demostraron que, cuando los animales se enfrentan a ambas bacterias mientras reciben el probiótico, mejoran el aumento de peso y el índice de conversión y se reduce la mortalidad (Figura 2).
Esto sugiere que el probiótico controla las pérdidas de rendimiento de los pollos de engorde causadas por C. perfringens y S. typhimurium. |
Figura 2: TechnoSpore® mejora la ganancia media y el índice de conversión incluso en condiciones de presión por patógenos
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