Las condiciones socioeconómicas y tecnológicas de los países del tercer mundo no permiten el desarrollo de una producción animal que sea creciente y sostenible bajo este sistema de alimentación -Cuellar, 1999. Los altos costos de producción disminuyen la rentabilidad, provocando que los precios de la carne sean poco accesibles para las personas de bajos recursos. La competitividad del sector no es la mejor a nivel del continente, teniendo en cuenta la dependencia de granos importados, la heterogeneidad de los productores y el alto costo de producción -Daza, N. (2002), Roppa, L. (2000).