De este modo, todos aquellas características físicas de la presentación del pienso son condicionantes a tener en cuenta cuando valoramos la calidad del pienso, dado que éstos afectaran positiva o negativamente en los resultados productivos.
A continuación, pasamos a exponer el resumen de la conferencia realizada por R.Kwakkel y P.C.A. Moquet en FEDNA 2013 , con el título “Dietas avícolas groseras . Efectos sobre la eficiencia del nitrógeno y la salud intestinal”
Los pollos de engorde modernos se alimentan con pellets fácilmente degradables, que consisten principalmente en ingredientes finamente molidos. Durante décadas se ha trabajado bajo el paradigma de que la molienda fina permitía a las secreciones digestivas acceder con mayor facilidad al sustrato, mejorando así su digestibilidad y permitiendo al ave expresar todo su potencial genético.
Sin embargo, la mezcla y molienda intensivas podrían no ser compatibles con las contracciones peristálticas retrógradas específicas de las aves. Una estructura demasiado fina de la dieta puede producir: trastornos metabólicos, dilataciones del proventrículo y subdesarrollo de la molleja, debida a su rápida solubilización y baja estimulación de la molleja.
De hecho, se observa cómo una molienda más grosera hace más digestible al alimento. A mayor estímulo, mayor desarrollo de la molleja, y una molleja bien desarrollada se asocia con un aumento de enzimas de la secreción pancreática y la actividad de la molleja. Es más, se ha demostrado que las partículas gruesas pueden mejorar peristaltismo retrógrado del tracto gastro intestinal (TGI). Sin embargo, la literatura es controvertida sobre el efecto sobre la digestibilidad de las partículas groseras, probablemente debido al método de reducción de tamaño de partícula y a la forma de presentación del alimento.
En la última década se han investigado mucho los efectos de las dietas groseras sobre el desarrollo funcional del TGI, y los posibles efectos sobre el reflujo, valorando formas de molienda, porcentaje de fibra y uso de dietas húmedas. Así, se han documentado efectos sobre la secreción de enzimas, los resultados productivos globales, el tránsito intestinal y la digestibilidad.
Sin embargo, el aumento del reflujo del TGI es uno de los efectos más llamativos de la estimulación mediante partículas gruesas debido a la funcionalidad específica del reflujo en la fisiología aviar (importante a tres niveles: en el duodeno y el íleo proximal, favoreciendo la absorción duodenal, y a nivel colónico, lo que permite el reciclaje del nitrógeno cloacal mediante las bacterias cecales).
Parece que el reciclado de nitrógeno a través de los ciegos sólo se incrementa en pollos alimentados con una dieta baja en proteínas, pues una colostomía sólo influye el balance del nitrógeno de aquellos animales alimentados con dietas con un 5% de proteína, en comparación con los alimentados con dietas con un 10%.
La hipótesis es que la orina puede llegar a los ciegos por transporte retrógrado y la flora cecal descompone el ácido úrico permitiendo su recuperación. Este reciclaje potencial ofrece un posible ahorro a la industria que no tendría que importar tantos ingredientes caros ricos en proteína.
Se distinguen tres factores limitantes de la tasa de reciclaje del nitrógeno a nivel cecal: (1) el contenido de nitrógeno de la dieta; (2) la descomposición de nitrógeno en la orina por la microbiota cecal, compleja, pues si niveles bajos de amoniaco permiten la síntesis de aminoácidos no esenciales, niveles demasiado altos llegan a reflejarse en la sangre y limitan la altura de las vellosidades, producen toxicidad celular y un rendimiento deficiente debido al coste energético del reciclaje. Así las bacterias anaerobias ávidas de nitrógeno son imprescindibles en la prevención de la acumulación de metabolitos tóxicos; (3) el nitrógeno urinario se degrada rápidamente en amoniaco y es incorporado a los aminoácidos microbianos.
Desafortunadamente, la ruta exacta de reciclaje del N es todavía desconocida. Algunos autores sostienen que los aminoácidos no pueden ser absorbidos por el ciego, mientras otros han documentado la absorción activa de algunos aminoácidos por el ciego. El amoníaco también puede ser incorporado en la Alanina y otros aminoácidos en la transferencia a través de la pared cecal. Es más, aún no hay datos de cómo los aminoácidos de la ruta inversa amoniaco llegan a yeyuno e íleon para ser degradados enzimáticamente.
En el presente artículo se documentan los resultados de dos estudios. En el primero (ver tabla 1) se muestra cómo un pollo con un TGI bien desarrollado se comportó mejor con una dieta baja en N, posiblemente gracias al aumento del peristaltismo retrógrado.
Los efectos de una dieta grosera sobre la flora del TGI son discutidos, especialmente considerando que no está bien definido cómo es una buena flora. Es más, los efectos sobre los ácidos grasos volátiles (AGV) también son inconsistentes si comparamos los estudios publicados. Sin embargo, parece que un tamaño de partícula de alimento mayor induce cambios en los perfiles de AGV hacia una mayor producción cecal de acetato y butirato. Estos cambios en los perfiles de AGV podrían ser beneficiosos para la salud intestinal, puesto que los ácidos orgánicos controlan el equilibrio microbiano en el intestino. Además, el butirato es el sustrato energético preferido por colonocitos, así ayuda en la absorción de agua y minerales. También concentraciones elevadas de butirato en el intestino grueso inducen efectos tróficos sobre las células epiteliales de yeyuno e íleon.
Las dietas modernas están muy concentradas en lo referente a proteína y energía, y no incluyen prácticamente ninguna energía no digestible para las aves. Puesto que la energía se agota antes alcanzar el intestino grueso, los compuestos nitrogenados no digeridos terminan en el ciego y podrían acumularse por falta de desarrollo de la flora cecal. Esta situación puede conducir a la formación de compuestos tóxicos tales como aminas, amoniaco, escatol e indol, que tiene un efecto negativo en la salud intestinal. Las evidencias recogidas en nuestro laboratorio demuestran que estos compuestos pueden afectar desarrollo duodenal, redundando en criptas más profundas y menor altura de las vellosidades. Añadir energía fermentable a la dieta podría ser una estrategia para reducir estos efectos.
Las dietas groseras ofrecen perspectivas interesantes para la industria de la alimentación de las aves de corral debido a sus efectos sobre el desarrollo del TGI y los fenómenos de reflujo. Incluso podrían mejorar el aprovechamiento del N por las aves, en particular con dietas pobres en proteína. La mayor eficiencia del metabolismo del N y los cambios en los perfiles de AGV potencialmente inducibles por dietas groseras es probable que beneficien la salud intestinal. Sin embargo, se necesita más investigación para entender los efectos de los métodos de reducción del tamaño de partícula y la forma de presentación del alimento, a fin de conseguir resultados repetibles. Igualmente, debemos empezar a diseñar estrategias innovadoras en la formulación del alimento, utilizando menos proteínas digestibles para alcanzar resultados similares.
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